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Presentación
 
 

En el caminar de la vida de fe de cualquier cristiano bautizado cuando era un bebé, e incluso en edad escolar, llega un momento de crecimiento donde el adolescente tiene que escoger: o llegar a ser cristiano joven aún en medio de las dificultades, o emprender una salida silenciosa de su familia y su comunidad que lleva desgraciadamente a abandonar de hecho la Iglesia. Es un momento de emergencia educativa, pues se trata de hacer suyo el seguimiento de Cristo vivo con la interiorización de la fe.

Nuestras familias, nuestras parroquias y movimientos apostólicos, ¿están en situación de ofrecer cauce a este problema de los adolescentes católicos? Nuestro reto es cómo de los 13 (14) a los 16 (17) años estos chicos siguen teniendo a Jesucristo como el Señor, cuando las pandas, las modas, la cultura sin Dios que los rodea, les domina y asfixia su fe, acabando tantas veces con estos hijos de la Iglesia, por los que tantos esfuerzos hemos hecho padres, sacerdotes, catequistas, grupos cristianos en su propio lugar, en la catequesis, en las parroquias desde los 6/7 años hasta la pre-adolescencia y primera juventud. Es una situación un poco dramática, ciertamente.
En muchas ocasiones, además, los padres no se preocupan de esta situación de sus hijos; con lo cual lo normal es que consideren su fe, su pertenencia a la Iglesia, propia de otra época de su vida, que ya no les vale y por ello la abandonan. También acontece que, aun habiendo tenido una vida piadosa y de práctica dominical, no saben cómo encauzar su afectividad en plena evolución. No saben amar o su amor pasa por la influencia fortísima de un concepto de sexualidad reduccionista y consumista. Verdaderos dramas viven tantos muchachos, si no tienen posibilidad de conocer y vivir lo que están sintiendo, apartándose rápidamente de los criterios de una sana sexualidad. Lo que ellos conocen tantas veces son proyectos o vivencias de una educación afectivo-sexual que no supera el nivel de lo placentero.

El abandono de la fe de estos muchachos se ha rebajado en edad hasta los 12/13 años, momento en el que muchos han acabado la Iniciación Cristiana con la Confirmación; otros antes, pues su Primera Comunión fue casi la última. A mayores, en estos chicos se produce un hartazgo de la catequesis parroquial, que la sienten rutinaria o demasiado escolar. Todo lo cual impide que tengan un verdadero conocimiento de lo que es la amistad con Jesucristo, de lo que significa la Iglesia o la comunidad cristiana, y optan por lo más fácil o por refugiarse en sí mismos, algo típico de cuando llega la pubertad: encerrarse y buscar cómo salir de sí mismo tantas veces de modo poco adecuado.
A este reto quiere responder el Itinerario de Formación para Adolescentes. Este material es un conjunto de herramientas para que padres, sacerdotes, párrocos y responsables cristianos puedan utilizar en grupos, aunque sean pequeños, de adolescentes. Ha pasado ya la época de la Catequesis parroquial y ahora hay que insertarles en otros ámbitos sin abandonar la fe recibida y su capacidad de relacionarse con los demás.

Estos materiales nada valen sin personas, rostros, padres concretos, sacerdotes concretos, animadores y guías concretos que acompañen a estos adolescentes. Son cuatro años, cada uno con sus temas, que pueden hacer posible que los chicos lleguen a ser jóvenes católicos convencidos de su fe, dispuestos a asumir su vocación y misión como católicos en un mundo plural. En la introducción general pueden ver toda esta propuesta diocesana en todos sus pormenores. Vale la pena leerla y reflexionarla y, sobre todo, decidirse a llevarla a la práctica.

Es mi deseo que estos materiales sean utilizados en toda la Diócesis con el fin de afrontar con urgencia este reto que he tratado de describir. La Delegación Diocesana de Pastoral de Adolescencia y Juventud ha trabajado con denuedo en este Itinerario. Me consta que aquí hay apoyo y trabajo de la Delegación de Catequesis y de Familia y Vida. Interesado está el Secretariado de Pastoral Vocacional. A mí sólo me queda seguir animando a esta tarea eclesial y a orar con fuerza al Señor para los futuros jóvenes católicos, con libertad y sabiduría, se sientan felices de ser cristianos, de seguir a Jesucristo, tesoro escondido en el campo de la vida.

Toledo, 8 de septiembre, Natividad de la Virgen, Madre de Guadalupe.

Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo, Primado de España

 
 
           
     

Delegación de Pastoral de Adolescencia y Juventud
Arzobispado de Toledo
www.sepaju.org